A medida que vamos envejeciendo nuestro cuerpo cambia. Ya le pasó a la manzana de Newton. La fruta maduró y cayó al suelo justo cuando el genio británico estaba descansando. Y así, se preguntó por la fuerza de la gravedad.
Lo normal es que según vamos cumpliendo años, como sabemos, debido al efecto de la gravedad todo baja y lo mismo le pasa a las mamas. Este cambio de forma en las mamas es más acusado cuando mayor sea el peso de la mama de donde partimos. Por lógica, una mama grande caerá más porque pesa más, y una mama pequeña, probablemente con los años envejezca muy poco y nunca llegue a presentar una ptosis mamaria.
¿Pero a qué nos referimos cuando hablamos de una ptosis mamaria? Pues bien, es la manera médica de referirnos a los pechos caídos. Hay diferentes tipos de ptosis y según el grado de afectación, la cirugía para corregirlo (llamada mastopexia) tendrá que ser más o menos agresiva. Y por lo tanto, las cicatrices serán menores o mayores.
En resumen, una mastopexia es aquella intervención quirúrgica que tiene como objetivo final la elevación de la mama. Es decir, se vuelve a colocar el pecho en su posición inicial, subiéndolo donde se encontraba cuando la paciente era más joven y sus mamas eran turgentes.
Sin embargo, existen otras dos situaciones -además del peso y tamaño de la propia glándula- que suelen asociarse a las mamas caídas.
Una, el embarazo y lactancia; después de nueve meses, un parto y dar el pecho la forma de la mama, obviamente, cambia. Esto es debido a que la glándula ha estado aumentada de volumen durante mucho tiempo y después al perder ese volumen se queda caída y vacía de arriba.
Otro caso es el de las mujeres que presentaban sobrepeso u obesidad con mamas grandes y han perdido mucho peso y volumen. El efecto es similar al anterior, al perder volumen la mama se queda más fofa y caída, nada que ver con su turgencia cuando el peso era mayor.
Por eso, la mastopexia nada tiene que ver con un aumento de pechos. Sencillamente es devolver al pecho su forma natural de una mama joven y “en el sitio”.
Esta intervención se puede hacer con o sin implantes. Hablamos de mastopexia sin implantes cuando hay suficiente volumen con la mama caída para subirla y reconstruirla, y no necesitamos implantes para aumentar el volumen; es decir, solamente levantando la mama conseguimos una forma bonita y un volumen adecuado.
Aun así, existen casos que, para conseguir una mama bonita y sobre todo rellenar arriba (en la zona del escote), hay que asociar una prótesis a la mastopexia. Con los implantes conseguimos rellenar mejor la mama y darle mas tensión y firmeza.
Un aspecto importante a destacar es que la prótesis a utilizar siempre ha de ser tirando a pequeña. Es lógico, esa mama ya ha caído por peso excesivo una vez y si metemos mucho peso a la hora de realizar la mastopexia o elevación, el resultado a largo plazo no será tan bueno y se mantendrá menos a lo largo de los años. Así pues, si tenemos que realizar una mastopexia con implante, siempre escogeremos uno de tamaño pequeño o moderado. Tratar la ptosis mamaria con implantes grandes puede darnos un resultado aceptable a corto plazo pero es sinónimo de problemas y desastres con el paso del tiempo.
¿ Mastopexia vertical o periareolar?
Otra duda que suelen tener las pacientes que se quieren someter a esta cirugía es el tema de las cicatrices, que es algo complicado. Es importante analizar cada caso de forma individualizada, ya que cada mama necesitará una técnica diferente para mejorar su forma.
Es muy importante escuchar a la paciente pero también es vital que como pacientes os dejéis aconsejar por el cirujano. Por eso, si como profesionales médicos insistimos que son necesarias más cicatrices es porque estamos convencidos que el resultado que vamos a obtener es el mejor. Y eso es lo más importante después de la cirugía.
Depende la técnica que usemos las cicatrices pueden ser más o menos visibles. Siempre que hacemos una mastopexia, como mínimo tendremos una cicatriz alrededor de la areola. Esto se conoce como mastopexia periareolar. En los casos en los que hay más piel sobrante, añadiremos además de la cicatriz periareolar cicatrices verticales o en “T” invertida. En muchos casos es necesaria la T invertida, pero si está indicada, a pesar de hacer más cicatrices la forma que conseguiremos será muchísimo mejor y por lo tanto la paciente, a pesar de tener más cicatrices, estará mas contenta con el resultado.
La intervención es senzilla y suele durar aproximadamente entre tres y cuatro horas. Por eso, el postoperatorio es parecido al de un aumento o reducción mamarias. No suele ser una cirugía muy dolorosa, y se controla bien el dolor postoperatorio con los analgésicos que se pautan para casa. Hay que tener en cuenta que durante las semanas posteriores hay que hacer reposo con los brazos. Al mes la paciente ya ha incorporado su rutina habitual, incluyendo el deporte.
Cierto es que comparado con un aumento de mamas normal, la mastopexia asocia más cicatrices visibles, pero al final compensa totalmente a la paciente porque se pasa de una mama fea y caída a una mama bonita y en su sitio (luego a pesar de las marcas, compensa ). Así que gracias a esta intervención podemos desafiar a la fuerza de la gravedad y disfrutar de la madurez.
1 comentario en “Mastopexia y el temor a las cicatrices”
Pingback: Mommy Makeover: recupera tu figura después del parto