Últimamente hablando con colegas de profesión he notado que ha crecido la obsesión por tener un cuerpo perfecto. Vivimos en una sociedad donde la presión cultural por tener un físico casi divino se palpa hasta en el último rincón (publicidad, revistas, películas…). Y parece que la adicción a la cirugía plástica van en aumento. Por eso hoy hablaré de este tema que, sinceramente, me preocupa.
Cuando hablamos de adictos a la cirugía plástica nos vienen a la cabeza rápidamente nombres de famosos como Michael Jackson, Cher o Kim Kardashian. Para Kim pasar por quirófano es tan normal como ir al Mercadona. El problema es que cada vez más la gente “normal” se está convirtiendo en adictos.

No cabe duda que si nos vemos bien, nos sentimos bien aunque yo prefiero poner énfasis en la segunda parte de esta máxima: Sentirnos bien. (Ya sabéis que mi lema es No es cómo te ves, es cómo te sientes). Y para ello, la parte física, estética, no tiene que ser la más importante dentro de nuestras prioridades. Diríamos que mens sana in corpore sano. Es decir, tiene que existir siempre un equilibrio. Una cosa es querer operarse los pechos para sentirse mejor, o hacerse una blefaroplastia para mejorar la mirada y otra muy diferente es querer pasar por quirófano cada poco tiempo para seguir modas o porque queremos convertirnos en alguien que no somos.

Sin embargo, hay veces que la “mente” nos juega malas pasadas. Detrás de las personas que realmente sufren un problema de adicción a la cirugía plástica hay un problema de autoestima y/o una búsqueda externa de aceptación. Incluso esta preocupación por mejorar el aspecto puede ir más allá desarrollando una patología psiquiátrica que altera la percepción de la propia imagen (dismorfofobia) y para esos casos es necesario la terapia.

Cuándo podemos ver esas señales de peligro:
- Cuando las expectativas son poco realistas.
- No querer escuchar lo que el cirujano plástico aconseja. Por eso, es de vital importancia acudir a un profesional con la formación adecuada, en este caso, un médico especialista en cirugía plástica.
No creáis que me tiro piedras en mi propio tejado. Soy cirujana plástica. Pero ante todo soy médico por vocación. Me siento bien cuando ayudo a mejorar la salud de mis pacientes y su calidad de vida y me preocupa que haya personas que tengan una adicción como ésta. Por suerte, puedo afirmar que en mi caso no me he encontrado con pacientes que estén obsesionados por pasar por quirófano.