¿ Rinoplastia abierta o cerrada para mejorar la nariz?

Hace unos meses os hablé de manera general sobre una de las cirugías que han aumentado más en demanda en los últimos tiempos: la rinoplastia. Os expliqué que el objetivo de esta intervención es conseguir una nariz en armonía con el rostro, la importancia de buscar un buen especialista y los cuidados postoperatorios. Aquí tenéis el link.

En el post de hoy, me centraré en las diferentes técnicas que podemos utilizar para mejorar el aspecto de la nariz. Hay dos formas de hacer una rinoplastia quirúrgica:

• Rinoplastia cerrada: Con esta técnica las cicatrices quedan escondidas en las fosas nasales. Este procedimiento tiene la ventaja de ser mas rápido y el edema postoperatorio es menor. Eso significa que el resultado final se visualiza UNOS meses antes en comparación con la otra técnica. La desventaja es que no nos permite visualizar completamente el esqueleto osteocartilaginoso de la nariz ni la punta en el momento de la remodelación de la misma por lo que dependiendo de lo que hay que mejorar en la nariz, esta técnica nos podría resultar insuficiente.

• Rinoplastia abierta: Cuando decidimos usar esta técnica, las cicatrices de las narinas se comunican por una incisión a nivel de la columela pero después de varias semanas de la cirugía, esta marca apenas se notará. La rinoplastia abierta, nos permite visualizar mejor el esqueleto de la nariz y trabajar con él para remodelarlo a nuestro gusto. Desde mi punto de vista, recomiendo esta técnica cuando se necesita mejorar el tema respiratorio utilizando injerto de cartílago y cuando hay que modificar mucho la forma de la punta. Una indicación indiscutible es cuando hacemos una rinoplastia secundaria (es decir, cuando se opera por segunda vez una nariz). Es una cirugía más larga y la inflamación postoperatoria es mayor si lo comparamos con la rinoplastia cerrada, por lo que el resultado definitivo tarda unos meses más en verse.

La elección de una u otra técnica depende de la forma de la nariz y en último caso del cirujano. La mayoría de casos podrían operarse con  cualquiera de las dos. Cada uno de nosotros (los cirujanos) estamos más cómodos con una de las dos técnicas, por eso casi siempre es por la que nos decantamos.

La tercera vía

Aunque la mayoría de los pacientes para conseguir el cambio que desean precisan de una rinoplastia quirúrgica, algunas narices pueden mejorarse sin la necesidad de pasar por quirófano. Con la rinomodelación se consiguen mejoras estéticas solamente inyectando un relleno en consultas. Se pueden infiltrar distintos productos. Yo suelo usar ácido hialurónico o radiesse (la diferencia fundamental entre ellos es la duración del relleno). Con esta técnica no vamos a conseguir un cambio espectacular en la forma de la nariz, pero sí podemos elevar un poco la punta y así disminuir la sensación de punta caída y dar la apariencia de una nariz más respingona; mejorar el radix (el ángulo frontonasal) y dar la apariencia de una nariz más angulosa y estilizada; y finalmente, disimular una pequeña deformidad del dorso.

La ventaja de este tratamiento es que es rápido, se realiza en la consulta, no precisa de un postoperatorio y es más económico. Sin embargo, solamente se puede conseguir pequeños cambios muy concretos, no corrige problemas respiratorios y tampoco se mantiene en el tiempo. 

Mi consejo es que si queréis mejorar vuestra nariz es que acudáis a un cirujano y que os explique qué se puede conseguir con cada técnica porque de este modo os indicará lo mejor para vuestro caso en concreto.