Se acerca el invierno y los días de frío. Atrás han quedado los meses de verano y comenzamos a abandonar muchas de las actividades al aire libre. Por eso, esta es la temporada ideal para hacer un peeling en caso de que lo necesites para mejorar tu piel.
Hace unos meses os describí en un post los tratamientos que según mi opinión mejoran la calidad de la piel ya que aportan luminosidad y firmeza. Y os detallé brevemente en qué consiste un peeling.
Así pues, cuando hacemos un peeling lo que hacemos es provocar una abrasión de la piel, una quemadura superficial de la epidermis capas superficiales. De este modo, conseguimos que la piel se pele durante los días posteriores al tratamiento para acabar luciendo un rostro con menos imperfecciones.
Es un tratamiento rápido e indoloro y además asequible económicamente hablando. La incomodidad del mismo es el pelado de los días posteriores.
Un peeling para cada necesidad
Los 3 peelings que más realizamos en la clínica son los siguientes:
- Peeling despigmentante: probablemente sea el más agresivo. Es ideal para caras manchadas y/o con distintos tonos de color. Además es muy rápido de hacer. El enrojecimiento de la cara y el pelado es muy variable dependiendo de la piel de cada paciente y normalmente el tono del rostro tarda en recuperarse totalmente unos diez das. Este peeling asocia una crema despigmentante que se utiliza en el domicilio durante los meses posteriores potenciando así su efecto. Con este tratamiento conseguimos cambiar una cara manchada o con un tono cetrino por un rostro con más luminosidad y una coloración más uniforme.
- Peeling de fenol: es un tratamiento ideal para caras con cicatrices propias del acné o poros muy abiertos. Conseguiremos cerrar esos puntitos típicos, como agrietados, que cuando te maquillas hacen que el rostro parezca que tenga pequeños agujeritos. El pelado dura menos que con el peeling anterior, 4 ó 5 días. Eso sí, los días 2 y 3 es muy escandaloso.
- Peeling más suave con acción despigmentante leve: con este tratamiento el pelado es moderado y de menor duración. Es como si hiciéramos una limpieza a fondo porque nos ayuda a deshacernos de la piel superficial, cerrando poros, disimulando manchas no muy marcadas…
Los cuidados después del tratamiento en normas generales (cada peeling tendrá después pequeñas especificaciones) son parecidos. Los primeros días, la piel de la cara está irritada y roja, por lo que hay que hidratarla con alguna crema calmante y en caso de que sea necesario aplicar una pomada de corticoides. Es importante aplicar la cantidad de crema que consideremos necesaria para intentar que el proceso sea lo menos molesto posible. Después pasaremos por una fase de pelado; durante estos días la piel ya no suele molestar, no está irritada, aunque quizás resulte incómodo el que se vean pielecillas en el rostro. Así pues, hay que aplicar crema hidratante en abundancia para que se vaya cayendo la piel y sobre todo, no se os ocurra arrancar las pieles porque podemos provocar una herida. Así que hay que ser pacientes hasta que se nos caigan al cabo de unos cuantos días.
También es fundamental protegernos del sol. Pensemos que es un tratamiento donde vamos a mejorar el rostro a partir de una leve quemadura. Si tomamos el sol después de hacernos un peeling, podemos tener una pigmentación secundaria. Utilizar correctamente un protector solar es vital para evitar complicaciones secundarias al tratamiento.