Hoy quiero hablaros de las diferencias entre lipoescultura y liposucción ya que últimamente muchas pacientes me preguntan exactamente qué quieren decir y qué implica cada una. En muchos anuncios publicitarios se hablan de estas técnicas y si uno no está muy versado en el tema -como es lógico, por otra parte- palabras como lipofilling, lipoescultura, liposucción, lipotransferencia, etc… nos pueden llegar a confundir conceptos.
Quizás la palabra y la técnica más conocida es la liposucción, o lo que es lo mismo, la lipoaspiración: una técnica quirúrgica que realizamos en cirugía estética y permite un remodelado de la silueta mediante la extracción de grasa de diferentes partes del cuerpo.
Cuando hablamos de lipoescultura (que es lo mismo que lipotransferencia, lipoestructura o lipofilling) hablamos de la técnica que nos permite, utilizando la grasa obtenida mediante liposucción, aportar volumen a distintas partes del cuerpo. Es decir, utilizamos la propia grasa de la paciente como material de relleno.
Por lo tanto, para hacer una lipoescultura, lipotransferencia o lipofilling primero hemos realizado una liposucción o una lipoaspiración.
Sin embargo, cuando alguien se plantea someterse a una liposucción o a una lipoescultura, las indicaciones son diferentes. Con la liposucción se disminuye volumen mejorando así la silueta. Con la lipoestructura se añade volumen con la grasa procesada que viene de la liposucción para mejorar todavía más el contorno corporal o el rostro.
Por ejemplo, una liposucción de cintura y caderas mejorará mucho el contorno corporal de una paciente. Pero hay casos en los que el culo está plano o caído. En estos casos la mejoría será aún más espectacular si se añade grasa en la zona glútea. Con la combinación de las dos técnicas se consigue un cambio espectacular de la silueta.
Muchas veces la paciente viene a la consulta solicitando únicamente una de las dos intervenciones pero al saber de las ventajas de la otra técnica suelen acabar beneficiándose de ambas. Hace poco vino una paciente preguntando por una braquioplastia o lifting de brazos (os hablé de esta cirugía en un post anterior) y también estaba interesada en mejorar su rostro. Le expliqué que para hacer el lifting de brazos íbamos a realizar una liposucción. Así pues, al final decidimos utilizar esta grasa añadiendo una lipoestructura y le mejoramos el rostro (pómulos, mentón y labios).
Las zonas típicas a liposuccionar son las piernas (cartucheras, cara interna de los muslos y rodillas), el abdomen y la cintura. Y las zonas típicas para infiltrar grasa son el rostro, las mamas y los glúteos. (También hablé en un post anterior del lipofilling. Aquí encontrarás toda la información). Asimismo se puede infiltrar grasa en cicatrices para mejorar su aspecto.
En ambas técnicas las cicatrices son las mismas. Y además son mínimas, prácticamente imperceptibles. Solamente quedan visibles unos puntos de entrada en la piel para poder introducir las cánulas y sacar o meter la grasa de las zonas a tratar.
Postoperatorio de una liposucción
Respecto al postoperatorio, no es doloroso aunque claro está que las molestias dependen de las zonas tratadas: A más zonas lipoaspiradas, más molestias.
Las zonas injertadas no duelen. Sin embargo, sí que suelen inflamarse y presentar hematomas que desaparecerán en unos días.
Durante el postoperatorio las recomendaciones son diferentes: si bien las zonas donde hemos realizado la lipoaspiración han de llevar compresión (faja), se recomienda no comprimir las zonas donde hemos injertado grasa con la lipoestructura.
Una de las preguntas sobre liposucción que me hacen muchas pacientes se refiere a la liposucción de abdomen y si ésta tiene que ir ligada a una abdominoplastia. Mi respuesta es que no es condición sine qua non. Se pueden dar todos los escenarios.
Por un lado, en ocasiones la paciente tiene grasa acumulada en el abdomen pero no le sobra casi nada de piel y no desea cicatrices; en estos casos solamente se realiza una liposucción. Eso sí, una liposucción de la barriga aislada no puede ser muy agresiva y eso hemos de trasmitírselo a las pacientes; si no quedará un abdomen no globuloso pero sí flácido.
Por otro lado, la paciente sí que presenta un exceso de grasa y piel. En estos casos, que suelen ser los más comunes, se realiza una lipoabdominoplastia, es decir, una combinación de las dos técnicas.
Finalmente, hay pacientes delgadas con exceso de piel en la barriga, por ejemplo después del embarazo, y necesitan una abdominoplastia y en cambio no hay necesidad de liposucción.
Espero que este post os haya ayudado a discernir las diferencias entre estas técnicas. Y si tenéis dudas, no os lo penséis, consultar siempre a vuestro médico especialista.