Todos tenemos alguna parte del cuerpo que no nos gusta demasiado, ya sean los pies, las manos, la nariz, la barriga… Muchas personas se acomplejan por el tamaño y/o la forma de sus orejas (lo que conocemos como “orejas de soplillo”). Por eso hoy explicaré qué es y en qué consiste una otoplastia. Esta cirugía estética, corrige tanto el tamaño como la forma de las orejas y es una intervención bastante sencilla.
Es una operación que los hombres suelen demandarla más que las mujeres. Respecto a los niños, muchos padres preguntan cuándo es el mejor momento para que sus hijos se hagan una otoplastia y así “evitar” complejos en la adolescencia. Mi consejo es que sea a partir de los 4 años.
Como he comentado, no es una intervención compleja, sino más bien al contrario. Consiste en quitar un poco de piel y remodelar el cartílago para plegar la oreja y que sea menos prominente. De este modo se consigue un resultado óptimo conocido popularmente como “pegar las orejas”. Además, como ventaja tiene que la cicatriz queda en la parte de atrás de la oreja y por tanto no es visible.
La Seguridad Social cubre algunos casos de otoplastia en niños. Es decir, los pacientes dentro de la edad pediátrica hasta los 14 años que tengan una deformidad grande del pabellón auricular pueden ser intervenidos de una otoplastia en un hospital público. Obviamente la Seguridad Social no cubre la cirugía de las orejas cuando se trata solamente de orejas algo prominentes o salidas.
Al ser una cirugía, ha de realizarse en un quirófano, en el hospital. Aunque es suficiente con anestesia local, los pacientes más nerviosos pueden optar por una sedación ligera para estar más tranquilos y que la situación sea más llevadera. Además no es necesario ningún ingreso. La situación es distinta cuando el paciente es un niño, ya que hay que administrarle anestesia general (para que no se entere de nada) y suelen permanecer ingresados una noche en el hospital.
El postoperatorio inmediato es doloroso y hay que avisarlo, solamente las primeras 24 horas. Así que el primer día hay que advertir al paciente de que estará molesto y que tendrá que tomarse analgesia pautada. Sin embargo, a partir del segundo día, prácticamente deja de doler.
Los cuidados postoperatorios son sencillos. A mis pacientes suelo ponerles un vendaje durante los primeros dos días. Luego ya pueden llevar una cinta (tipo tenista) durante diez días o dos semanas día y noche. A partir de ahí, suelo recomendar llevar la cinta para estar por casa y dormir hasta que haga el mes de la intervención. Como precaución se debe evitar hacer deporte o situaciones que puedan causar un golpe en la zona durante las primeras tres semanas. En el caso de los más pequeños de la casa, normalmente vuelven al colegio al cabo de cinco días aproximadamente, evitando hacer educación física durante las primeras semanas.
Como veis, la otoplastia es una operación muy sencilla pero que consigue acabar con un pequeño complejo para toda la vida.