Tengo los pezones invertidos, ¿hay solución? – Doctora Navarro

Tengo los pezones invertidos, ¿hay solución?

Aunque parezca mentira, los pezones suelen tener un papel importante en la autoestima de la mujer. Son la guinda del pastel. Pero incluso más allá de la estética, también tienen su función, importantísima, en lo que respecta a la lactancia.
¿Cómo son exactamente los pezones invertidos? Pues bien, decimos que los pezones están invertidos o umbilicados cuando tienen una forma anormal, están metidos hacia dentro y no proyectan en la mama. Son una patología  relativamente común en mujeres, más rara en hombres, y que puede afectar a una o las dos mamas.
pezones invertidos
Primero de todo, hay que diferenciar si el pezón está invertido desde el nacimiento o la inversión de alguno o ambos pezones ha ocurrido en los últimos meses, semanas o días. Es decir, el pezón invertido puede estar ya presente al nacer (son los llamados casos congénitos) o en otros casos la forma del pezón puede cambiar debido a múltiples causas como mastitis, cáncer de mama o cirugías (estos serían los casos adquiridos). En los casos en que alguno de los pezones se invierte de repente hay que acudir al ginecólogo para realizar un examen y descartar que el cambio se deba a alguna de estas enfermedades.
Así pues la cirugía estética para recuperar la forma natural del pezón hay que plantearla siempre después de descartar que la forma se deba a una patología subyacente.

Estética vs lactancia

Además de la cuestión estética, muchas mujeres se preocupan por si, a la hora de ser madre, podrán amamantar a sus hijos. Aunque no es imprescindible que el pezón esté fuera para que el bebé mame, sí que éste orienta al bebé para colocarse de forma correcta sobre la areola y empezar a succionar. También es cierto que existen distintos grados de pezones invertidos y dependiendo de qué tipo sea el pezón hay veces que la lactancia resulta imposible aunque suele ser la minoría de casos.
La forma del pezón es fácilmente corregible con cirugía. Se trata de una cirugía corta (menos de 30 minutos) y que puede realizarse con anestesia local. Lo que conseguimos es revertir el pezón escondido, traccionándolo hacia arriba y suturándolo en una nueva posición. Las cicatrices suelen se imperceptibles, ya que son pequeñas y quedan escondidas por la areola. Las molestias del postoperatorio son leves y se aplica un apósito graso y antibiótico a mantener 4 ó 5 días tras los cuales se permite la ducha. La vuelta a la normalidad es casi inmediata, sólo que debe evitarse el ejercicio físico los primeros 15 días.
Mi consejo antes de someterse a esta intervención es que la paciente comprenda dos posibles consecuencias de la misma:
  • La primera, es que la mayoría de veces para realizar la cirugía con éxito y conseguir elevar el pezón, hay que seccionar los conductos galactóforos. ¿Qué son los conductos galactóforos? Pues bien, son los conductos imprescindibles para poder dar de mamar, por lo que después de la cirugía no es posible la lactancia materna.
  • La segunda, la paciente debe estar avisada de la tasa de recurrencia, es decir, existe un porcentaje de casos que, a pesar de que en la cirugía consigamos una forma natural del pezón, éste vuelve a invertirse con el tiempo.
Por eso recomiendo que la paciente esté decidida y comprenda que, si aún no ha sido madre y quiere optar por la lactancia materna, es posible que no pueda dar de mamar después de esta cirugía. Una opción muy buena sería someterse a esta cirugía después de la maternidad y conseguir que los pechos (que ya habrán hecho su función) sean mucho más bonitos al solucionar sus pezones invertidos.

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